zhang47_(XinhuaJu Peng via Getty Images_xi jinping visit shenzhen Xinhua/Ju Peng via Getty Images

Un cuento de dos ciudades chinas

SHANGHAI – El 14 de octubre, el presidente chino Xi Jinping visitó la ciudad de Shenzhen, al sur del país, donde pronunció un discurso en el que celebró los cuarenta años de progreso desde que se estableció allí una zona económica especial (ZEE) que marcó el rumbo hacia el futuro. Un mes después, Xi se dirigió al distrito de Pudong en Shanghai (que treinta años antes había sido designado la primera «área nueva» de China) con el mismo objetivo. El papel central de Shenzhen y Shanghai para el desarrollo futuro de China no podría estar más claro.

Cuando China creó la ZEE de Shenzhen, algunos dudaron de que fuera buena idea. Por ejemplo, James Kai‑sing Kung, que en los ochenta era estudiante de posgrado de la Universidad de Cambridge y ahora está en la Universidad de Hong Kong, se preguntó por qué el gobierno había elegido una aldea desconocida como Shenzhen (en vez de un centro económico como Shanghai o Tianjin) como incubadora de la estrategia de «reforma y apertura» de Deng Xiaoping.

Kung concluyó que la decisión debía obedecer a motivaciones políticas: seguramente el gobierno de China se estaba preparando para el regreso de la vecina Hong Kong, que ya era un centro financiero internacional. Pero aunque es verdad que en 1997 se produjo la transferencia formal de la soberanía de Hong Kong a China, la incidencia de esta ciudad sobre el desarrollo de Shenzhen no derivó tanto de la soberanía cuanto de la proximidad.

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