La guerra de Pakistán dentro de casa

SINGAPUR – El mes pasado, tras años de indecisión, el ejército pakistaní inició una operación militar a gran escala en la Zona Tribal de Waziristán del Norte para eliminar las bases terroristas y poner fin a la anarquía en la región. La idea es limpiarla de combatientes extranjeros que usan este territorio como base para diferentes campañas yihadistas en el mundo musulmán. Sin embargo, al generar otra crisis de refugiados más, se corre el riesgo de propagar la amenaza terrorista a otras partes de Pakistán como Karachi, su mayor ciudad y nudo comercial.

Son varios los grupos terroristas que operan desde zonas de refugio al interior de esta zona tribal y, colaborando con otras organizaciones del país, ya han atacado a Afganistán, China, India e Irán, los cuatro vecinos de Pakistán. Los uzbecos del Movimiento Islámico de Uzbekistán se han convertido en la amenaza más visible, tras haber reclamado la autoría del ataque del 8 y 9 de junio al Aeropuerto Internacional Jinnah de Karachi, en el que murieron 30 personas, entre ellos los 10 atacantes.

Al lanzar el operativo en Waziristán del Norte, el General Raheel Sharif, nuevo jefe del Ejército de Pakistán, manifestó que sus fuerzas no distinguirían entre talibanes supuestamente “buenos” o “malos”. Estos últimos, entre los que se cuentan los Haqqani (por Jalauddin Haqqani, que encabezó la resistencia islámica contra las fuerzas soviéticas en Afganistán) habían recibido en el pasado entrenamiento y equipos de los Servicios de Inteligencia Conjuntos (ISI, por sus siglas en inglés), el principal organismo de seguridad pakistaní.

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