Reflections on Achieving the Global Education Goals image Stefan Heunis/AFP/Getty Images

Reflexiones sobre el logro de los objetivos mundiales de educación

NUEVA YORK – A lo largo de mi vida, he evidenciado el poder de la educación. He sido testigo de cómo una educación de calidad para todos puede apoyar la creación de economías dinámicas y ayudar a mantener la paz, prosperidad y estabilidad. También he observado cómo la educación inculca en las personas, de manera individual y sin importar sus circunstancias, un fuerte sentido de identidad, así como confianza sobre su lugar en el mundo y sus perspectivas futuras.

Pero también he visto lo que sucede cuando se priva a los jóvenes y a sus comunidades de la educación – y, consecuentemente se les quita el optimismo que la educación genera. En mi país, Nigeria, el grupo militante islamista Boko Haram retira deliberadamente a los jóvenes, especialmente a las mujeres jóvenes, de los establecimientos de educación para diseñar una generación perdida. Las consecuencias son múltiples: pérdida de dignidad, exclusión, deterioro de la salud, pobreza y estancamiento del crecimiento económico, y negación de derechos.

Sabemos que cada año adicional de escolaridad eleva el crecimiento anual promedio del PIB en 0.37%, a la par de que aumenta las ganancias de un persona individual hasta en un 10%. Si todas las niñas de todo el mundo recibieran 12 años de educación de calidad, los ingresos de por vida para las mujeres podrían duplicarse, alcanzando los 30 millones de millones de dólares. Y, si todas las jóvenes y los jóvenes completaran la educación secundaria, se podría sacar de la pobreza a 420 millones de personas. Según un informe del Banco Mundial del año 2018, la educación secundaria universal podría incluso eliminar el matrimonio infantil.

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