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Perder Bielorrusia está en manos de Putin

MINSK/MOSCÚ – Enormes protestasse extendieron por Bielorrusia desde que Aleksandr Lukashenko afirmó fraudulentamente que había ganado con el 80 % de los votos la elección presidencial del 9 de agosto. Es posible que el futuro del país dependa ahora del presidente ruso Vladímir Putin.

Lukashenko gobierna Bielorrusia desde 1994, no le ha faltado apoyo popular e incluso recibió el apodo de Batka (padre), pero en las últimas semanas se sumaron a las protestas y huelgas enfurecidos ciudadanos de todos los sectores de la sociedad —entre ellos obreros, médicos y periodistas— y repentinamente jóvenes mujeres encabezaron la oposición. Svetlana Tikhanovskaya —la exmaestra que para muchos ganó las elecciones— no está organizando las protestas, pero su determinación canaliza el amplio descontento.

Bielorrusia, que se ha mantenido estable durante la mayor parte del gobierno de Lucashenko, a menudo es vista por sus visitantes como el país de Nunca Jamás entre Europa y la ex Unión Soviética. Linda con tres estados miembros de la Unión Europea (Letonia, Lituania y Polonia) y su capital, Minsk, tiene calles limpias y cafés confortables, pero los comerciantes vencen estatuas de bronce de Stalin y tasas estampadas con la voz y el martillo y la frase «larga vida a la URSS».

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