A customer choosing lettuce at a Lenta supermarket in Russia  Sergei Bobylev\TASS via Getty Images

El estancamiento económico de Rusia llegó para quedarse

CHICAGO – En los albores del año 2018, la economía rusa se está estancando. No se trata de ningún traspié estadístico: en el caso de Rusia, la tasa de crecimiento anual promedio durante el período 2008 a 2017 fue de tan sólo el 1,2%. El año pasado, la tasa de crecimiento del PIB de Rusia fue del 1,5%, en comparación con el 2,5% en la eurozona y 2,3% en los Estados Unidos – ambas de estas economías son desarrolladas, por lo que deberían estar creciendo 2 a 3 puntos porcentuales menos que una economía en desarrollo como Rusia. Y, tal como reconocen el Ministerio de Economía ruso, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional – todos sin excepción – parece probable este desempeño deficiente continúe.

Sólo será posible impulsar el crecimiento de Rusia mediante profundas reformas estructurales, ya que la economía se está estancando en un nivel de plena capacidad. Debido a que el desempleo se sitúa en el 5,5% por quinto año consecutivo – una tasa que casi cualquier país desarrollado envidiaría – hay pocos desempleados que poner a trabajar. Del mismo modo, la utilización de la capacidad en la industria manufacturera está aproximadamente en el mismo nivel que durante los dos picos anteriores (los períodos 2007-2008 y 2013), lo que significa que casi no hay capacidad excedentaria para poner en uso.

El banco central ruso, reconociendo que la política monetaria activa no puede ayudar bajo tales circunstancias, en lugar de ello ha bajado la inflación al 2,5% en el año 2017, el nivel más bajo en los 25 años del capitalismo ruso. Salvo que se tenga un precio del petróleo en constante aumento – una posibilidad poco probable – la única fuente posible de crecimiento en Rusia es la productividad. Y, eso exigiría la implementación de una reforma significativa.

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