BOSTON – Es posible que el futuro de la planificación urbana esté en la segunda ciudad más grande de Brasil. Pero este futuro no se encuentra a lo largo de la resplandeciente costa de Ipanema, que se puede mirar desde algunos de los bienes raíces de mayor valor de América Latina. Tampoco está en el distrito Centro, remodelado para los Juegos Olímpicos de 2016 y ahora epicentro de un importante plan de regeneración urbana. Para vislumbrar el futuro de las ciudades, usted debe pasar por la laguna Rodrigo de Freitas hasta llegar al barrio del Jardim Botânico, y luego debe dirigir su mirada hacia las colinas, donde el inmensurable distrito de Rocinha se encarama peligrosamente en las laderas.
El ritmo de urbanización en todo el mundo se ha acelerado drásticamente en los últimos años. En todo el planeta, cada siete semanas se construye el equivalente a un nuevo Londres. Este crecimiento explosivo consiste principalmente en “barrios informales”. En Brasil, se los denomina favelas. Rocinha es la más grande de las muchas favelas que salpican el terreno irregular de Río de Janeiro, y alberga entre unos 100.000 a 200.000 habitantes, la cifra aproximada depende del cálculo estimado en el que usted confíe.
Las favelas surgieron a finales del siglo XIX. Tras la abolición de la esclavitud en el año 1888, masas de personas liberadas y soldados dados de baja comenzaron a construir sus casas con materiales improvisados en las afueras de las ciudades de Brasil. Los barrios resultantes tomaron su nombre del tipo de árbol que los rodeaba por todos lados. Hoy en día, se estima que 12 millones de brasileños viven en favelas, donde el acceso de los residentes a servicios esenciales, como el agua y la electricidad, es limitado, y donde los riesgos para la salud son graves, debido a enfermedades como la tuberculosis y la lepra.
BOSTON – Es posible que el futuro de la planificación urbana esté en la segunda ciudad más grande de Brasil. Pero este futuro no se encuentra a lo largo de la resplandeciente costa de Ipanema, que se puede mirar desde algunos de los bienes raíces de mayor valor de América Latina. Tampoco está en el distrito Centro, remodelado para los Juegos Olímpicos de 2016 y ahora epicentro de un importante plan de regeneración urbana. Para vislumbrar el futuro de las ciudades, usted debe pasar por la laguna Rodrigo de Freitas hasta llegar al barrio del Jardim Botânico, y luego debe dirigir su mirada hacia las colinas, donde el inmensurable distrito de Rocinha se encarama peligrosamente en las laderas.
El ritmo de urbanización en todo el mundo se ha acelerado drásticamente en los últimos años. En todo el planeta, cada siete semanas se construye el equivalente a un nuevo Londres. Este crecimiento explosivo consiste principalmente en “barrios informales”. En Brasil, se los denomina favelas. Rocinha es la más grande de las muchas favelas que salpican el terreno irregular de Río de Janeiro, y alberga entre unos 100.000 a 200.000 habitantes, la cifra aproximada depende del cálculo estimado en el que usted confíe.
Las favelas surgieron a finales del siglo XIX. Tras la abolición de la esclavitud en el año 1888, masas de personas liberadas y soldados dados de baja comenzaron a construir sus casas con materiales improvisados en las afueras de las ciudades de Brasil. Los barrios resultantes tomaron su nombre del tipo de árbol que los rodeaba por todos lados. Hoy en día, se estima que 12 millones de brasileños viven en favelas, donde el acceso de los residentes a servicios esenciales, como el agua y la electricidad, es limitado, y donde los riesgos para la salud son graves, debido a enfermedades como la tuberculosis y la lepra.