Richard Dawkins mrccos/Flickr

La falsa impresión del derecho de Richard Dawkins

AIX-EN-PROVENCE – Richard Dawkins es una de las grandes mentes de nuestro tiempo; aun así, en su memoria de reciente publicación, Brief Candle in the Dark: My Life in Science, observa que las grandes mentes suelen equivocarse cuando abandonan su campo de experiencia. Dawkins cita al gran astrónomo Fred Hoyle, cuyo libro La naturaleza del universo fue una lectura esencial hace medio siglo. Cuando Hoyle se inclinó por la biología, se fue por el mal camino. Lo mismo le sucede a Dawkins cuando pasa de la ciencia al derecho.

Dawkins considera al derecho como una cinchada. De un lado, dice, defienden a rajatabla una propuesta "la crean o no", mientras que la parte contraria le paga a alguien para presentar los contraargumentos más sólidos. El resultado es sólo una cuestión de quién gana la cinchada. Dawkins piensa que los abogados serían más "honestos y humanos" si sólo "se sentaran en conjunto a analizar la evidencia e intentar descifrar qué es lo que realmente sucedió".

El argumento de Dawkins es imperfecto debido a tres falacias comunes. La primera podría llamarse la Falacia del Delito. Como les sucede a muchas personas, lo primero que le salta a la mente a Dawkins cuando piensa en el derecho es el derecho penal. Los juicios penales ocupan un espacio grande en la imaginación pública, pero -para tomar prestada una metáfora de la biología- no son más que una célula en el cuerpo complejo del derecho. La mayoría de los abogados y jueces nunca pisan una corte penal.

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