La resurrección de la democracia musulmana

DACCA – Cuando aumentan los temores sobre la islamización de la política en el mundo musulmán, Bangladesh, que ocupa el cuarto puesto mundial por las dimensiones de su población musulmana (126 millones), ha avanzado espectacularmente en la dirección opuesta. Sólo se suele oír hablar de Bangladesh cuando ciclones y maremotos arrasan su baja costa, pero el carácter relativamente anónimo de ese país en la escena internacional no refleja su importancia estratégica. De hecho, la capacidad de sus políticos seculares para derrotar decisivamente a los islamistas en las recientes elecciones parlamentarias puede haber resucitado la viabilidad de la “democracia musulmana” en todo el mundo.

La reciente y aplastante victoria (con una participación muy importante) de la Liga Awami en las primeras elecciones celebradas en Bangladesh en siete años, después de dos años de gobierno provisional respaldado por el ejército, han situado al país en la primera línea de la batalla entre los demócratas seculares y los islamistas que ahora se riñe en toda el Asia meridional. La elección ha sido un tanto a favor de los anhelos democráticos del país... y lo digo como presidente de la misión a corto plazo del Parlamento Europeo para la observación de las elecciones en Bangladesh.

El nuevo registro electoral era más sólido que en muchos países occidentales, pues en él figuraba la foto de cada uno de los electores para identificarlos. La violencia generalizada en anteriores elecciones bangladeshíes ha brillado por su ausencia y la profesionalidad de los servicios de seguridad en la vigilancia de las elecciones –y la disposición del ejército a volver voluntariamente a sus cuarteles– han desempeñado un papel decisivo.

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