Modern family houses CreativeNature/Getty Images

Al rescate de un medio cada vez más chico

LONDRES – Había una vez un tiempo en el que muchos consideraban que estar en el medio de la distribución -socialmente, políticamente y en el mundo empresarial- era un desenlace favorable, estabilizador y deseable. Desde el rol de anclaje en la sociedad de la clase media hasta la agilidad y resiliencia de las medianas empresas, se creía que el medio era consistente con un bienestar tanto individual como colectivo. Sin embargo, en los últimos años, el medio se ha vuelto menos estable, menos predecible y más elusivo, y su primacía -en economía, en política, en los negocios, en la gestión de activos y hasta en el deporte- se ha vuelto cada vez más insustentable.

Como consecuencia de cambios estructurales, así como de respuestas comerciales y políticas demoradas, el medio se ha erosionado -o corre el riesgo de erosionarse- casi por donde uno mire. Si esta tendencia continuara -lo cual es objeto de cierto debate-, las implicancias serían de amplio alcance.

Durante décadas, un creciente ingreso mediano de los hogares en las economías avanzadas fondeó el crecimiento de una clase media que muchas veces optó por el centro político. Junto con instituciones estables y fiables, la clase media actuó como un agente estabilizador para una sociedad más próspera. En los negocios, también, un contexto de expansión de las medianas empresas era considerado deseable, porque reconciliaba la falta de fortaleza de los balances de las firmas pequeñas con la tendencia de sus contrapartes más grandes a caer en una complacencia oligopólica.

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