

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
COPENHAGUE – Los gobiernos y los donantes internacionales intervienen con ayuda humanitaria cuando ocurren hambrunas. Cada año los países ricos donan en todo el mundo más de 130 mil millones de dólares no solo para alimentar a quienes pasan hambre, sino también para construir infraestructuras básicas y reducir las brechas en el acceso a la educación, la atención médica y el agua potable y saneamiento.
Todo ello tiene una importancia vital. Sin embargo, una de las inversiones más potentes que la comunidad del desarrollo podría efectuar no va destinada a los problemas de hoy, sino a la investigación que aborde los desafíos del mañana.
Se ha demostrado de forma consistente que un dólar gastado en investigación y desarrollo rinde algunos de los mayores beneficios sociales de entre otras formas de intervención de políticas. Un mayor gasto en I+D evitaría muchas de las habituales preocupaciones de los países donantes de “estar financiando la corrupción”. Y la investigación podría disminuir las grandes diferencias existentes en la base de conocimientos, para lo cual se requiere definir nuevos rumbos más allá de los temas populares de investigación, como la energía alternativa y las vacunas.
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