President Donald Trump makes a statement to the media Tom Williams/Getty Images

Recortar el impuesto corporativo en Estados Unidos justifica el costo

CAMBRIDGE – El Congreso de Estados Unidos está cerca de sancionar una importante reforma impositiva. La cláusula más importante del plan reduce la tasa del impuesto corporativo del 35% al 20% -de la más alta entre todos los países de la OCDE a una de las más bajas- y les permite a las empresas norteamericanas repatriar las ganancias de sus filiales extranjeras sin pagar impuestos adicionales en Estados Unidos. Quienes se oponen a la legislación apuntan al incremento resultante del déficit presupuestario federal, que sumará 1,5 billones de dólares a la deuda gubernamental en los próximos diez años.

A mí no me gustan los déficits presupuestarios, y desde hace mucho tiempo vengo advirtiendo sobre sus efectos peligrosos. Sin embargo, creo que los beneficios económicos que resulten de los cambios del impuesto corporativo compensarán los efectos adversos de un incremento de la deuda.

La tasa más baja atraerá capital al sector corporativo de Estados Unidos. Las corporaciones norteamericanas invertirán más en Estados Unidos, porque los países extranjeros ya no ofrecerán tasas impositivas más bajas, y repatriarán las ganancias obtenidas por sus filiales extranjeras en lugar de dejarlas en el exterior. También traerán de vuelta parte de las ganancias extranjeras obtenidas anteriormente, que se mantuvieron fuera de Estados Unidos y cuyo valor, según estimaciones del Tesoro, es de 2,5 billones de dólares. Las empresas extranjeras ampliarán sus inversiones en Estados Unidos -o inclusive trasladarán sus operaciones allí- para aprovechar la tasa impositiva más baja. Y, dentro de Estados Unidos, el capital migrará de la agricultura y la vivienda a usos de mayor productividad en el sector corporativo.

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