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El PBI tiene los días contados

CAMBRIDGE – ¿Cómo debiéramos medir el éxito económico? Desde hace años, si no décadas, abundan las críticas a los indicadores convencionales, especialmente al producto interno bruto. Durante mucho tiempo los ambientalistas han señalado que el PBI omite el agotamiento de los recursos naturales y las externalidades negativas, como el calentamiento global. Y otra de sus grandes omisiones es que no capta el trabajo no remunerado, pero indudablemente valioso, que se realiza en los hogares. Sin embargo, es posible que pronto dispongamos de alternativas mejores.

En 2009, una comisión liderada por Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean-Paul Fitoussi aceleró la búsqueda de formas alternativas de medir el progreso económico con la recomendación de un «tablero» de indicadores. Desde entonces economistas y estadísticos, junto con especialistas en ciencias naturales, dedicaron considerables esfuerzos al desarrollo de mediciones rigurosas de la prosperidad basada en la riqueza, especialmente relacionada con los activos naturales. La idea central es crear un balance nacional integral que demuestre que el progreso económico actual es ilusorio cuando ocurre a expensas del nivel de vida futuro.

En un hito importante en marzo de este año, la organización de las Naciones Unidas aprobó una norma estadística relacionada con los servicios que proporciona la naturaleza a la economía. Ocurrió después de que el Tesoro del Reino Unido publicara una reseña de Partha Dasgupta, de la Universidad de Cambridge, que indica cómo integrar a la naturaleza en general, y a la biodiversidad en particular, al análisis económico. Las consecuencias del cambio climático se están tornando excesivamente evidentes y cualquier concepto significativo del éxito económico en el futuro seguramente incluirá a la sostenibilidad.

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