ddc6db03f863877814626c00_dr1189c.jpg Dean Rohrer

Reinventar el Banco Mundial

MADRID – Al anunciar Robert Zoellick que no se presentará a la reelección como Presidente del Banco Mundial, el debate se ha centrado en si se mantendrá –o se debería mantener– la tradición de colocar a un americano al frente. Pero, por legítima que sea esa pregunta, se trata simplemente de un aspecto menor del debate necesario sobre el papel del Banco Mundial en el siglo XXI.

Durante sus 67 años de existencia, el Banco ha  superado su diseño original con la  creación en su seno de un tribunal de arbitraje y tres instituciones financieras especializadas: una para el sector privado, la Corporación Financiera Internacional; otra, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones, que asegura contra los riesgos políticos; y, por último, la Asociación Internacional de Fomento (AIF), que financia a los países más pobres. El Banco Mundial ha pasado a ser el Grupo del Banco Mundial, aunque su pilar fundacional, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), sigue siendo su centro. Y ése es el problema.

ElBIRF fue concebido en 1944 en Bretton Woods,  fundamentalmente como instrumento para reconstruir los activos físicos de un mundo destrozado por la guerra, y este fue el núcleo de su actividad. El desarrollo fue, esencialmente, una idea marginal  al inicio y los primeros préstamos fueron exclusivamente para Europa. A medida que la terea de reconstrucción fue disminuyendo, el desarrollo fue progresivamente tomando protagonismo. , Sin embargo su alcance y ámbito de actuación actuales se consolidaron entre con 1968 a 1981,con la presidencia de Robert McNamara.

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