La segunda oportunidad de Occidente en Siria

NUEVA YORK – El acuerdo in extremis entre Rusia y los Estados Unidos para poner las armas químicas de Siria bajo control internacional brinda a Occidente, que se había quedado sin opciones válidas, una segunda oportunidad de lanzar el que siempre debería haber sido su objetivo estratégico: la paz en Siria y el fin del sufrimiento de su pueblo.

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, aprovechó la incapacidad de los dirigentes occidentales para formular un objetivo fundamental y claro. ¿Esperaban poner fin a la guerra civil de Siria forzando un punto muerto militar o provocar la desaparición del régimen de Bashar Al Asad? ¿Querían fortalecer el derecho internacional que prohíbe la utilización de armas químicas o enviar una señal al Irán sobre su determinación de hacer respetar las “líneas rojas”?

La propuesta rusa obligó a Occidente a optar por la prohibición de las armas químicas como su objetivo inmediato. En vista de que se trata de uno de los pocos aspectos respecto de los cuales es posible un acuerdo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se trata de un buen punto de partida para reparar unas relaciones muy dañadas entre los cinco miembros permanentes del Consejo (China, Francia, Rusia, el Reino Unido y los EE.UU.). Naturalmente, puede resultar ser poco más que una distracción, que desbarate el impulso hacia la acción militar, pero no consiga su objetivo. Su aplicación será una prueba de la buena fe de Rusia.

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