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Católicos contra la Constitución

NUEVA YORK – Según una encuesta realizada en marzo de este año por el Pew Research Center, el 61% de los estadounidenses cree que el aborto debería ser legal en la mayoría de los casos. Aun así, la Corte Suprema de los Estados Unidos derogó el derecho constitucional al aborto instituido en su decisión de 1973 en Roe v. Wade.

Como era previsible, las reacciones han sido intensas. Una congresista demócrata, Alexandria Ocasio‑Cortez, pidió el juicio político a dos miembros de la Corte Suprema, por mentir bajo juramento en sus audiencias de confirmación en el Senado. Una comentarista aterrada advierte sobre el fin de la democracia en Estados Unidos. Otra culpa a la misoginia y a la «masculinidad teatral».

Pero no se le está prestando tanta atención a un elemento importante del debate sobre el aborto en los Estados Unidos: la influencia sostenida sobre la vida pública estadounidense de una vertiente profundamente reaccionaria del catolicismo. Claro que los católicos están tan divididos como el que más en muchas cuestiones, incluido el derecho al aborto. Católicos liberales como el presidente Joe Biden y la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, junto con muchos del 50% aproximado de católicos que votaron por los demócratas, apoyan el derecho constitucional al aborto. Lo mismo vale para Sonia Sotomayor, una de tres miembros liberales de la Corte Suprema. Pero cinco de los nueve integrantes de la Corte adhieren a una variante ultraconservadora del catolicismo que sostiene que incluso un embrión tiene alma y es por tanto sagrado.

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