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La guerra de Putin destruirá a Rusia

VIENA – Un viejo y macabro chiste soviético probablemente les suene demasiado cierto a los ucranianos en la actualidad. Un francés dice: «Tomo el autobús para ir al trabajo, pero cuando viajo por Europa uso mi Peugeot». Un ruso le responde: «Nosotros también tenemos un excelente sistema de transporte público, pero cuando vamos a Europa... usamos un tanque».

Ese chiste apareció 1956, cuando Nikita Jrushchov ordenó el ingreso de tanques a Budapest para aplastar la revolución húngara antisoviética y resurgió en 1968, cuando Leonid Brézhnev envió tanques a Checoslovaquia para aplastar la Primavera de Praga. Pero en 1989, cuando Mijaíl Gorbachov decidió no enviar tanques ni tropas a Alemania para proteger el muro de Berlín, la chanza pareció haber quedado en el pasado. Si algo nos demostró el presidente Vladímir Putin, sin embargo, es que no podemos creer en el presente y que lo único importante para el futuro de Rusia es su pasado.

Para Putin, el pasado más importante es el que exaltó el autor disidente y premio nobel Aleksandr Solzhenitsyn: la época en que los pueblos eslavos estaban unidos dentro del reino cristiano ortodoxo de la Rus de Kiev. Kiev era su corazón, lo que convierte a Ucrania en un componente central de la visión paneslava de Putin.

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