

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
MASERU – La pandemia de la COVID-19 dejó al descubierto las enormes desigualdades sistémicas entre los sistemas educativos de todo el mundo en términos de acceso y oportunidades. El cierre de escuelas y el paso a la educación a distancia tuvieron un fuerte impacto sobre cientos de millones de estudiantes, pero fueron las escuelas públicas africanas con insuficiente financiamiento las que más sufrieron. La necesidad agudiza el ingenio, es cierto, pero no se puede innovar y avanzar sin suficientes recursos e infraestructura.
Lesoto, un pequeño país con ingresos medio-bajos del sur de África, es un claro ejemplo. Según un informe reciente de las Naciones Unidas, allí solo el 83 % de los niños pudieron volver a la escuela desde que se reiniciaron las clases presenciales. En un país como Lesoto, donde casi el 40 % de la población tiene menos de 18 años y apenas 4 de cada 10 niños se inscriben en la escuela secundaria, esto representa una crisis en toda regla que amenaza con revertir décadas de avances educativos y en el acceso a la educación de calidad.
Entre abril y agosto de 2020, Human Rights Watch hizo 57 entrevistas remotas a padres, alumnos, docentes y funcionarios públicos en toda África sobre los efectos de la pandemia en la educación. Cuando al principio de la pandemia cerraron las escuelas, muchos niños de hecho dejaron de aprender. Una gran cantidad de ellos señalaron que sentían estrés, ansiedad, aislamiento y depresión por la falta de contacto con sus amigos y los maestros en la escuela. Algunos niños que viven en extrema pobreza no solo perdieron el acceso a las oportunidades educativas, también se quedaron sin las comidas gratuitas de la escuela, lo que les causó desnutrición. La educación de las niñas también sufrió contratiempos significativos y muchas de ellas debieron dedicarse a las tareas del hogar en vez de a aprender.
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