Proteccionismo hecho en EUA

La imposición de tarifas al acero importado por parte de Estados Unidos ha sido recibida con gritos de protesta en todo el mundo. Sin embargo, a las palabras duras no les ha seguido un contraataque fuerte. Ahora es el momento de enfrentarse a la hipocresía de Estados Unidos, no de echar bravatas.

La crisis financiera global de 1997-1998 (mal manejada por el FMI, en gran medida bajo la dirección de la tesorería de EU) condujo a un flujo aumentado de importaciones de acero. Eso es parte del proceso de ajuste de los mercados que los EU pregonan a todo pulmón en otros momentos.

El argumento expuesto por los EU, en el sentido de que tenía el derecho de protegerse contra un aumento en las importaciones (utilizando salvaguardias que son parte de la OMC) no convencerá a un panel de esa organización cuando sea convocado, pero el argumento en sí mismo es engañoso. Europa impulsó la reestructuración de su industria acerera durante los ochenta y principios de los noventa, y tuvo éxito en la mayoría de los casos. En Estados Unidos, en efecto se crearon muchas nuevas empresas (mini-fundiciones) eficientes, pero los gigantes del ayer no avanzaron. No pueden competir con fábricas eficientes en otros lugares, incluyendo (ni pensarlo) la acerera propiedad del gobierno Coreano.

Muchos de los problemas de Estados Unidos están hechos en EUA. La posición fiscal en deterioro de ese país está generando un dólar fuerte, tal como lo hizo una posición fiscal similar que fue el resultado de las irresponsables rebajas a los impuestos de Reagan hace dos décadas. Mientras que los países se pueden enorgullecer de tener una moneda fuerte, un dólar fuerte es malo para las exportaciones y bueno para las importaciones.

En una economía dinámica, si se pierden empleos en un sector, se crean nuevos en otro. La tarea del gobierno es facilitar el movimiento de la fuerza laboral entre esos sectores. Mantener el pleno empleo es una responsabilidad del gobierno. La administración Bush ha fracasado tanto en ayudar a la movilidad laboral como en mantener el pleno empleo.

El presidente Bush reconoció que se necesitaba un estímulo fiscal cuando llegó al poder, pero en lugar de promover un incentivo genuino, impulsó cambios regresivos a los impuestos. La ayuda a las empresas de la vieja economía que gastaban más en evadir impuestos que en reestructuraciones se dio en la forma de la anulación del impuesto mínimo alternativo, una disposición fiscal diseñada para limitar el grado en el que las empresas pueden aprovechar las lagunas legales del código fiscal.

Subscribe to PS Digital
PS_Digital_1333x1000_Intro-Offer1

Subscribe to PS Digital

Access every new PS commentary, our entire On Point suite of subscriber-exclusive content – including Longer Reads, Insider Interviews, Big Picture/Big Question, and Say More – and the full PS archive.

Subscribe Now

Menos impuestos para los ricos: bajo la propuesta original de la administración Bush, una familia de cuatro miembros, con ingresos de 50,000 dólares al año no habría recibido ningún beneficio, mientras que una con ingresos de 5 millones "luchando para salir adelante" habría recibido la enorme cantidad de 500,000 mil dólares. Los demócratas se opusieron con razón. El número de empleos que se habrían creado hubiera sido minúsculo. Sin embargo, las debilidades de la economía producto de este mal manejo significan que quienes pierdan sus empleos se enfrentarán a condiciones más duras.

Al perder Estados Unidos, pierde Europa, muchos en el mundo en desarrollo pierden y hay mucho más en juego. La globalización, manejada bien y equitativamente, puede beneficiar a todos los países. Pero bajo una globalización manejada como ésta, muchos no han ganado, y algunos de los más pobres han perdido. Así la globalización es un juego injusto, con reglas escritas por países industrializados ricos para países industrializados ricos.

No obstante, los EU consideran que ni siquiera esto es suficiente. Ellos interpretarán las reglas de acuerdo con sus intereses políticos, rompiéndolas a placer, y retando a quienes se opongan a que hagan algo al respecto. El lema de la administración Bush parece ser, "el comercio es bueno, pero las importaciones son malas".

Pensemos en las lecciones que obtienen los países pobres en desarrollo. Una disminución de los impuestos a las importaciones genera un crecimiento de las mismas. Así, bajo las "nuevas" reglas de los EU, ese país tiene el derecho de volver a aplicar tarifas como "salvaguardias". Si a los Estados Unidos les preocupa el desempleo con una tasa de menos del 6%, ¿que dirán los países pobres con tasas de desempleo del 10% o el 20%?

Los EU suplican comprensión. Habrá elecciones en noviembre y es necesario "sobornar" a los electores de Virginia Occidental y de otros estados para que acepten una nueva ronda de negociaciones comerciales. Sin embargo, sí hay democracias en el mundo en desarrollo, y sus electores tienen preocupaciones aun más legítimas sobre los empleos que resultan de la liberalización. El FMI (donde EU es el único país que tiene poder de veto) muestra poco interés por esas preocupaciones políticas dentro del mundo en desarrollo. ¿Por qué el doble patrón?

Si el incremento en las tarifas al acero fuera un incidente aislado, ya sería grave. No obstante, mientras predica las doctrinas del libre mercado en el extranjero, EU rescata a sus aerolíneas e incrementa los subsidios a la agricultura en casa. Incluso antes de estos aumentos, los subsidios de los países industrializados a la agricultura eran enormes, y excedían el ingreso total del Africa subsahariana.

Los ricos cierran sus mercados a muchos de los bienes que representan la ventaja comparativa de los pobres. En efecto, la posición económica actual de Argentina sería muy distinta si Estados Unidos y Europa abrieran sus mercados a los bienes agrícolas de ese país. Lo mismo se puede decir sobre un país tras otro en el mundo en desarrollo.

La globalización implica una creciente interdependencia. Dada la volatilidad de la economía global, esto significa correr algunos riesgos. Los países ricos (como los EU) están en la mejor posición para tomar esos riesgos.

A últimas fechas a habido muchas discusiones sobre las ventajas que se obtendrían si el mundo adoptara patrones globales, por ejemplo, en cuanto a la banca. Inevitablemente, la globalización traerá consigo la adopción de esos patrones. Las acciones de Estados Unidos en el caso del acero parecen sugerir que ese país mide con dos raseros. Eso no se puede permitir. Los países, especialmente en Europa, capaces de enfrentarse a los EU deben oponerse a esto. Tomar medidas enérgicas será en beneficio de sus intereses, de los de Estados Unidos (aunque no de ciertos grupos o del interés político del presidente Bush) y de los intereses del mundo en general.

https://prosyn.org/5bySJVoes