SANTIAGO – El número de gobiernos elegidos en las urnas que compiten por ser el peor del mundo acaba de disminuir en dos. Robert Mugabe de Zimbabue continúa en su cargo, al igual que Viktor Orban de Hungría. Polonia está cayendo en el iliberalismo, mientras que regímenes que van desde África del Norte a la región del Hindú Kush ya se encuentran en esa categoría.
Sin embargo, en Argentina recién terminan doce años de arrogante autarquía bajo Néstor y Cristina Kirchner. Y en Venezuela, su fuerte derrota en las elecciones parlamentarias ciertamente marca el principio del fin de los dieciséis años de abyecto chavismo. Todo esto es digno de aplauso.
En Venezuela, todas las cartas estaban a favor del presidente Nicolás Maduro, el sucesor de Hugo Chávez escogido por él mismo: prisión arbitraria de líderes opositores, intimidación de manifestantes contrarios al gobierno a manos de pandillas de matones, y lo que Human Rights Watch delicadamente ha llamado "medidas agresivas para reducir la disponibilidad de medios de comunicación que tienen programación crítica".
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Since the 1990s, Western companies have invested a fortune in the Chinese economy, and tens of thousands of Chinese students have studied in US and European universities or worked in Western companies. None of this made China more democratic, and now it is heading toward an economic showdown with the US.
argue that the strategy of economic engagement has failed to mitigate the Chinese regime’s behavior.
While Chicago School orthodoxy says that humans can’t beat markets, behavioral economists insist that it’s humans who make markets, which means that humans can strive to improve their functioning. Which claim you believe has important implications for both economic theory and financial regulation.
uses Nobel laureate Robert J. Shiller’s work to buttress the case for a behavioral approach to economics.
SANTIAGO – El número de gobiernos elegidos en las urnas que compiten por ser el peor del mundo acaba de disminuir en dos. Robert Mugabe de Zimbabue continúa en su cargo, al igual que Viktor Orban de Hungría. Polonia está cayendo en el iliberalismo, mientras que regímenes que van desde África del Norte a la región del Hindú Kush ya se encuentran en esa categoría.
Sin embargo, en Argentina recién terminan doce años de arrogante autarquía bajo Néstor y Cristina Kirchner. Y en Venezuela, su fuerte derrota en las elecciones parlamentarias ciertamente marca el principio del fin de los dieciséis años de abyecto chavismo. Todo esto es digno de aplauso.
En Venezuela, todas las cartas estaban a favor del presidente Nicolás Maduro, el sucesor de Hugo Chávez escogido por él mismo: prisión arbitraria de líderes opositores, intimidación de manifestantes contrarios al gobierno a manos de pandillas de matones, y lo que Human Rights Watch delicadamente ha llamado "medidas agresivas para reducir la disponibilidad de medios de comunicación que tienen programación crítica".
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