Pope Francis Evandro Inetti/ZumaPress

El Papa Francisco en los Estados Unidos

LONDRES – Apuesto un dólar contra un centavo a que la visita del Papa Francisco a los Estados Unidos en el presente mes de septiembre será una de las mayores noticias  de 2015. Tomemos el gran número de católicos americanos, añadamos la habilidad diplomática de los funcionarios, vestidos de púrpura y escarlata, del Vaticano y después declaraciones potentes de Francisco sobre una diversidad de asuntos –con las que a menudo se granjea la antipatía de la derecha americana– y tendremos todos los ingredientes de un acontecimiento colosal.

Comencemos con los diplomáticos. Los funcionarios del Vaticano reciben la parte de críticas que les corresponden, entre otras las del propio Francisco, pero de sus filas forman parte unos inteligentes funcionarios de alto nivel, encabezados por el asesor principal del Papa, el cardenal Pietro Parolin, que tienen la experiencia de trabajar en silencio en pro de la paz y la justicia social en algunas de las partes más peligrosas del mundo.

Cuando semejante diplomacia brillante se pone al servicio de un Papa atrayente e influyente, por no hablar de los 1.200 millones de católicos del mundo entero, el resultado es un motor para hacer el bien que es más formidable que nada de lo que el mundo ha visto en algún tiempo.

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