Pope Francis Evandro Inetti/ZumaPress

Reconsideración del dominio del hombre

PRINCETON – El mes pasado, el Papa Francisco hizo pública su histórica encíclica, Laudatio Si, es decir, “Loado sea”. Según explica en el texto, eligió ese nombre papal porque considera a San Francisco de Asís “el ejemplo por excelencia de preocupación por los seres vulnerables y de una ecología integral vivida con alegría  y autenticidad”. Su tocayo ha mostrado que su preocupación por la naturaleza es inseparable de la justicia para los pobres, el compromiso social y la paz interior.

El título de la encíclica se refiere al Cántico al Sol, en el que San Francisco alaba a Dios por toda la creación, la expresión principal de holismo medioambiental dentro de la tradición católica romana. Sin embargo, la alabanza del Cántico  al “Hermano Sol” y a la “Hermana Luna” ha parecido tan próximo al culto a la naturaleza, que algunos han dudado que se pueda incluir en la corriente principal del pensamiento católico.

Ahora esas dudas han quedado disipadas. El predecesor de Francisco, el Papa Benedicto XVI, comenzó a dirigir la atención de la Iglesia hacia la necesidad de sostenibilidad medioambiental. Francisco ha llevado ese proceso mucho más adelante.

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