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Piletas de peligro

WASHINGTON, DC – La crisis nuclear de Fukushima Daiichi en Japón ha resaltado los peligros de almacenar combustibles gastados de alto nivel radioactivo en piletas de agua que son susceptibles a rupturas causadas por desastres naturales y explosiones de hidrógeno ocasionadas por accidentes. La crisis debería servir como un llamado de atención para que los gobiernos y la industria tomen acciones que puedan reducir los riesgos del almacenamiento de combustibles gastados.   

Desafortunadamente, el almacenamiento de estos combustibles ha sido “un pensamiento tardío” tal como dice Ernest Moniz, director de la Iniciativa Energética del MIT. En docenas de países, se han guardado decenas de miles de toneladas de material altamente radioactivo en edificios que apenas cumplen con las protecciones rigurosas habituales que tienen que ver con el material radiactivo en el núcleo de los reactores.  

Las piletas se han sobrecargado en muchos países, debido a la falta de depósitos permanentes para los desechos nucleares. Ningún país ha abierto un depósito de estas características, sólo Suecia ha avanzado de manera significativa en este sentido.

Los riesgos de las piletas para el combustible nuclear gastado se conocen desde hace muchos años, pero se han tomado pocas medidas para aliviar los riesgos. Una excepción notable ha sido Alemania. Hace aproximadamente 25 años, el gobierno alemán empezó a requerir que el combustible gastado estuviera bien protegido. El combustible gastado más antiguo, que se ha enfriado durante unos cinco años, se coloca en barriles de almacenamiento secos y templados, mientras que el más joven, más radioactivo y más caliente se enfría en piletas de agua rodeadas por estructuras de contención sólidas.

Estas medidas cuestan más dinero, pero ofrecen una protección mucho mayor ante accidentes, catástrofes y atentados terroristas. ¿Vale la pena? Un estudio realizado en el año 2003, dirigido por Robert Álvarez, ex funcionario del Departamento de Energía de los Estados Unidos, estimó que un ataque terrorista importante podría drenar las piletas de enfriamiento, lo que resultaría en que las varillas de combustible gastado se recalentaran y probablemente entraran en combustión. Eso, a su vez, causaría que se liberaran cantidades sustanciales de material radioactivo si se quebraran las estructuras de contención, lo que potencialmente generaría un área de contaminación mayor a la causada por el accidente de Chernobyl en 1986.   

A pesar de esta conclusión alarmante, el estudio no indujo a que la Comisión de Regulación Nuclear de Estados Unidos ordenara a las empresas que removieran el combustible gastado de las piletas sobrecargadas en más de 100 reactores comerciales de Estados Unidos. Sin embargo, fomentó la preparación de un informe de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, que concluyó que “ataques terroristas exitosos en las piletas de combustible gastado, aunque difíciles, son posibles.”

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El informe no recomendaba la colocación del combustible gastado más antiguo en barriles de almacenamiento secos, pero sí aconsejaba el método más económico de reacomodar el combustible gastado en las piletas de manera tal que el combustible más caliente y recientemente descargado estuviera rodeado por el combustible más antiguo y más frío. Probablemente esta acción podría prevenir un incendio. El informe también recomendaba la utilización de sistemas de rociado de agua para llenar las piletas de drenaje, pero lo condicionó a un análisis de costo-beneficio realizado por cada planta.

¿La respuesta es reprocesar el combustible gastado? Mientras que China, Francia, India, Japón y Rusia se manifestaron a favor del reprocesamiento para reciclar plutonio para nuevo combustible, esto no resolvió el problema de los residuos, porque el resultante combustible gastado normalmente no se vuelve a reciclar. Por el contrario, se lo almacena en piletas de combustible gastado.

Quienes proponen el reciclaje en definitiva quieren construir una flota de reactores de neutrones rápidos que puedan consumir el plutonio y otros materiales fisionables. Pero estos reactores experimentaron problemas de seguridad y son más costosos de operar que los reactores actuales. El uso de combustibles de plutonio también incrementa el riesgo de una proliferación de armas nucleares.

Dentro de varias décadas, el reprocesamiento podría ser un medio seguro para deshacerse del combustible gastado. Mientras tanto, el método más prometedor es usar barriles secos de almacenamiento que, según estudios técnicos, proporcionan hasta 100 años de almacenamiento seguro.

Pero la industria ha manifestado preocupación porque cada barril de almacenamiento cuesta más de un millón de dólares, y porque los costos totales de una planta típica entonces podrían ascender a decenas de millones de dólares. El estudio de Álvarez estimaba un costo de 3.000 a 5.000 millones de dólares para toda la flota de reactores de Estados Unidos, que es la mayor del mundo.

Este sería el mayor costo único. Después de esto, los costos serían de unos cientos de millones de dólares anuales. En comparación, la energía nuclear en Estados Unidos genera anualmente ingresos superiores a los 30.000 millones de dólares, mientras que el costo de un accidente grave fácilmente puede ascender a miles de millones de dólares, algo de lo cual el mundo hoy es testigo en Fukushima Daiichi.

La industria también se ha preocupado por minimizar la exposición de los trabajadores a la radiación cuando traspasan el combustible gastado a los barriles. Es más, hay un riesgo de mayor exposición a la radiación durante el traspaso del combustible gastado de los barriles al almacenamiento permanente. 

Para minimizar este riesgo, se deberían desarrollar barriles que se pudieran transferir fácilmente a una instalación segura de almacenamiento temporario mientras los depósitos permanentes reciben aprobación. No deberíamos esperar al próximo Fukushima Daiichi para tomar medidas destinadas a reducir los riesgos del combustible gastado.

https://prosyn.org/6vt3JfAes