Supporters of the anti-establishment populist 5 Star Movement Tiziana Fabi/AFP/Getty Images

¿Puede la política de los movimientos renovar la democracia europea?

PRINCETON – Mucha gente esperaba que la gran historia política de 2017 fuera sobre el triunfo del populismo en Europa. Pero las cosas no resultaron de esa manera. Por el contrario, la mayor historia fue la de los autoproclamados "movimientos" que hicieron caer o sustituyeron a los partidos políticos tradicionales.

Consideremos el caso de La République En Marche! del presidente francés, Emmanuel Macron, que arrasó en las elecciones presidenciales y parlamentarias francesas la primavera pasada. O pensemos cómo, a fin de año, Sebastian Kurz, de 31 años, se convirtió en canciller de Austria después de reformular al conservador Partido Popular Austríaco (ÖVP por su sigla en alemán) y transformarlo en un movimiento llamado "Lista Sebastian Kurz - El Nuevo Partido Popular".

En todo el continente europeo, más votantes han llegado a ver a los partidos políticos tradicionales como egoístas y hambrientos de poder. También en el mundo en desarrollo, a los partidos con linaje bien establecidos, como el Congreso Nacional Africano (CNA) en Sudáfrica, hoy generalmente se los considera corruptos. En muchos casos, los partidos tradicionales se han convertido en lo que los politólogos llaman "carteles": utilizan los recursos del Estado para mantenerse en el poder y, más allá de sus diferencias políticas, suelen aunar esfuerzos para mantener alejados a los contrincantes.

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