En defensa de mejores gobiernos

LONDRES – En una encuesta reciente de la Red de Consejos de Agenda Global del Foro Económico Mundial, muchos participantes consideraron que los gobiernos están menos capacitados que las empresas o los medios de comunicación para hacer frente a los desafíos globales. Esta respuesta es hasta cierto punto comprensible, dada la multiplicidad de desafíos que enfrenta el sector público y la cantidad de problemas que demandan soluciones a largo plazo y no las tienen. Pero por otra parte, hay algo básicamente errado en la idea de comparar a los gobiernos de igual a igual con las empresas y los medios, ya que ninguno de estos sectores opera con el mismo nivel de responsabilidad, exigencia y obligación de rendir cuentas que aquellos.

Las empresas pueden decidir por sí mismas dónde invertir y crecer; los medios de comunicación pueden estar todo el tiempo cambiando de tema. Pero los gobiernos no pueden darse estos lujos. Un gobierno no puede desarmar campamento y mudarse a otra parte si un día sufre pérdidas o un tema empieza a ser aburrido. Por el contrario, los gobiernos deben quedarse donde están y, a menudo, arreglar los desastres que otros dejaron tras de sí. Con suerte, tal vez hasta consigan hacer mejoras.

El problema del sector público, en general, es que han disminuido su eficacia y su eficiencia a la hora de responder a las necesidades individuales, familiares y nacionales (que a menudo están en conflicto) y compatibilizarlas, y esto provocó una pérdida abrupta de confianza en los gobiernos.

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