LONDRES – "Recuerda la cara del hombre más pobre y más débil que hayas visto y pregúntate si ese paso que estás considerando dar le será de alguna utilidad". Esas palabras, pronunciadas por Mahatma Gandhi en 1948, deberían tomarse como una prueba de nuestra sinceridad, y como un desafío para nuestra complacencia, cuando se considera el destino de los 30 millones de niños desplazados de sus hogares como consecuencia de guerras civiles y desastres naturales.
Desde 1945 que no se registraba un número tan alto de niños y niñas desarraigados como resultado de una crisis. Probablemente estos niños pasen sus años de escolaridad sin pisar un aula y terminen con sus talentos subdesarrollados y su potencial desaprovechado. Hoy hay 75 millones de jóvenes cuya educación se ha visto interrumpida por el conflicto y la crisis. Sin embargo, la urgencia -y el derecho internacional, que rige la educación de todos los niños desplazados- no logran inspirar la acción.
Los niños desplazados hoy tienen más probabilidades de convertirse en los trabajadores más jóvenes en la fábrica, las novias más jóvenes en el altar y los soldados más jóvenes en la trinchera. Sin oportunidades, los niños son vulnerables a los extremistas y a la radicalización. Cada año, cerca de medio millón de niñas son víctimas de la trata y desaparecen.
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The problem with the new chatbots is not just that they are often stupid and naive; it is that they are not “stupid” or “naive” enough to pick up on the nuances, ironies, and revealing contradictions that constitute human culture and communication. Worse, by relying on them, we risk succumbing to the same obtuseness.
fears that the rise of powerful chatbots will spell the death of irony and nuance in human thought.
Following the latest banking crisis, monetary authorities should seriously consider how modern digital technologies could be used to avert such problems in the future. A central bank digital currency would both eliminate many barriers to financial transactions and end the risk of bank runs once and for all.
explains how central bank digital currencies would end bank runs and banks' excessive risk-taking.
LONDRES – "Recuerda la cara del hombre más pobre y más débil que hayas visto y pregúntate si ese paso que estás considerando dar le será de alguna utilidad". Esas palabras, pronunciadas por Mahatma Gandhi en 1948, deberían tomarse como una prueba de nuestra sinceridad, y como un desafío para nuestra complacencia, cuando se considera el destino de los 30 millones de niños desplazados de sus hogares como consecuencia de guerras civiles y desastres naturales.
Desde 1945 que no se registraba un número tan alto de niños y niñas desarraigados como resultado de una crisis. Probablemente estos niños pasen sus años de escolaridad sin pisar un aula y terminen con sus talentos subdesarrollados y su potencial desaprovechado. Hoy hay 75 millones de jóvenes cuya educación se ha visto interrumpida por el conflicto y la crisis. Sin embargo, la urgencia -y el derecho internacional, que rige la educación de todos los niños desplazados- no logran inspirar la acción.
Los niños desplazados hoy tienen más probabilidades de convertirse en los trabajadores más jóvenes en la fábrica, las novias más jóvenes en el altar y los soldados más jóvenes en la trinchera. Sin oportunidades, los niños son vulnerables a los extremistas y a la radicalización. Cada año, cerca de medio millón de niñas son víctimas de la trata y desaparecen.
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