BUENOS AIRES – El gran interrogante en América Latina hoy es éste: ¿el recientemente electo presidente de Perú, Ollanta Humala, orientará a su país hacia Hugo Chávez de Venezuela y sus aliados radicales? ¿O elegirá el camino que tomaron el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva y otros políticos moderados de la región?
El propio discurso ambiguo de Humala no sirve de mucha guía. De modo que la dirección que piensa tomar debe interpretarse a partir de sus acciones, y es poco probable que éstas sean definitivas en el corto plazo. La situación nacional e internacional de Perú, sin embargo, servirá de marco para sus principales decisiones.
Humala no es un político novato que llega a la victoria en base a carisma y suerte. En la elección presidencial de junio de 2006, obtuvo el 45,5% de los votos -no los suficientes como para derrotar a Alan García, pero bastantes como para demostrar hasta dónde había calado en las esperanzas y la confianza de muchos peruanos-. Al mismo tiempo, el populismo parecía una fuerza irrefrenable en América Latina. Alimentado por un boom petrolero y por un gigantesco gasto social, Chávez volaba alto, bendecido y respaldado por el envejecido pero todavía activo Fidel Castro.
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Americans have long seen their country as morally exceptional, but their exceptionalism actually comprises three distinct views. Whichever prevails in next year’s presidential election will have significant implications for ongoing conflicts in Europe, Asia, and the Middle East.
identifies three strands of the concept and their implications for US foreign policy after next year’s election.
With a likely rematch between Joe Biden and Donald Trump in the 2024 US presidential election, America and the rest of the world were heading into a perilous period even before the latest conflagration in the Middle East. Turmoil in the region will cloud the broader economic outlook – and could dim Biden’s chances.
worries global economic and political developments will put Donald Trump back in the White House.
Around the world, foreign-policy strategists are grappling with new international dynamics, from the Sino-American rivalry and ongoing hot wars to the broader breakdown in multilateral global governance. However, there is much debate about whether global power and alignments are truly shifting, and in what ways.
consider whether the world will become more multipolar or “non-aligned” in the new year.
BUENOS AIRES – El gran interrogante en América Latina hoy es éste: ¿el recientemente electo presidente de Perú, Ollanta Humala, orientará a su país hacia Hugo Chávez de Venezuela y sus aliados radicales? ¿O elegirá el camino que tomaron el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva y otros políticos moderados de la región?
El propio discurso ambiguo de Humala no sirve de mucha guía. De modo que la dirección que piensa tomar debe interpretarse a partir de sus acciones, y es poco probable que éstas sean definitivas en el corto plazo. La situación nacional e internacional de Perú, sin embargo, servirá de marco para sus principales decisiones.
Humala no es un político novato que llega a la victoria en base a carisma y suerte. En la elección presidencial de junio de 2006, obtuvo el 45,5% de los votos -no los suficientes como para derrotar a Alan García, pero bastantes como para demostrar hasta dónde había calado en las esperanzas y la confianza de muchos peruanos-. Al mismo tiempo, el populismo parecía una fuerza irrefrenable en América Latina. Alimentado por un boom petrolero y por un gigantesco gasto social, Chávez volaba alto, bendecido y respaldado por el envejecido pero todavía activo Fidel Castro.
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