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La nueva urgencia del desarme nuclear

VIENA/WELLINGTON – Austria y nueva Zelanda pueden estar lejos en términos geográficos, pero nos conectan los valores y principios que compartimos. Hoy son especialmente relevantes la oposición al armamento nuclear, que mantenemos desde hace tanto tiempo, y la preocupación que compartimos por la falta de avances en el desarme nuclear.

Aunque la amenaza de las armas nucleares nunca desapareció después de la Guerra Fría, la importante reducción de esos arsenales a principios de la década de 1990 significó un avance. Pero la tendencia al desarme se estancó. Tres décadas después, 9 estados con armamento nuclear poseen aproximadamente 13 000 ojivas nucleares y, lejos de estar reduciendo gradualmente sus arsenales, están modernizándolos y ampliándolos. Los riesgos de una escalada nuclear, errores de cálculo y accidentes están aumentando, aun cuando entendemos mejor que nunca las consecuencias catastróficas que tendría el uso de las armas nucleares.

Recientemente tuvimos un nuevo llamado de atención. A principios de enero, las cinco potencias nucleares del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas reafirmaron la declaración de 1985 de los presidentes estadounidense, Ronald Reagan, y soviético, Mijaíl Gorbachov, en la que sostuvieron «es imposible ganar una guerra nuclear, por lo que nunca se debe iniciar una». Sin embargo, el mes siguiente el régimen del presidente ruso Vladímir Putin amenazó con desencadenar esas mismas armas extremadamente destructivas e indiscriminadas en el contexto de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania.

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