Ahora la UE está “balcanizando” a los Balcanes

SOFIA: Los habitantes de la tranquila Schengen, cerca de la frontera de Luxemburgo con Francia y Alemania, se sorprenderían si supieran el odio con que Europa del Este ve a su ciudad. Y es que la libertad de movimiento sin pasaportes que los acuerdos de Schengen trajeron al interior de la UE tuvo un precio que pagan otros europeos: procedimientos de entrada ridículamente complicados.

El peor aspecto de esos procedimientos es la llamada “lista negra de Schengen”. Los ciudadanos de los países europeos que están fuera de la zona de Schengen tienen que enfrentarse a una justicia al estilo de Alicia en el País de las Maravillas. Para obtener una visa Schengen, tienen que demostrar que no son delincuentes o cazadores de empleo, pero todo el mundo sabe que es casi imposible probar que no se es algo. A los europeos de Schengen poco les importa; por lo visto, creen que todo aquél que no provenga de la zona de Schengen es parte de una subespecie post-soviética que siempre está tramando algo malo.

En las últimas semanas, los búlgaros irritados han protestado contra el procedimiento de visas de Schengen. Estas manifestaciones han sido aun más apasionadas que las que tuvieron lugar durante el bombardeo de la OTAN aYugoslavia. La mayor parte de la ira búlgara está dirigida contra Europa. Sin embargo, parte de ella se vuelca hacia su vecina Rumania, porque la próxima reunión del Consejo de Justicia y del Interior de la UE, que decidirá si se levantan las restricciones de Schengen a ambos países, está poniendo a Bulgaria contra Rumania en un clásico caso de dividir para controlar.

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