Raqqa mosque destroyed by Islamic State Ahmad Al-Rubaye/Getty Images

El conflicto en Medio Oriente entra a otra fase

TEL AVIV – Con la expulsión de Estado Islámico (ISIS) de sus bastiones en Siria e Irak mediante las batallas de Mosul y Raqqa, y la guerra civil siria convertida en una guerra de desgaste, los conflictos más agudos de Medio Oriente comienzan a evolucionar rápidamente. Pero eso no implica que su solución esté cerca.

El autoproclamado califato de ISIS nunca fue un estado al que fuera posible forzar a una rendición incondicional; por eso las batallas de Mosul y Raqqa nunca iban a ser decisivas, incluso logrando la eliminación de los santuarios de la milicia. La expansión de ISIS a Libia y la península del Sinaí en Egipto revela la abundancia de áreas poco controladas en las que la banda puede penetrar.

Por el momento, ISIS pasó a una estrategia de planear e inspirar atentados terroristas en Medio Oriente, Europa e incluso el sudeste de Asia. Tal vez su próximo paso sea desestabilizar los regímenes árabes desde dentro (una estrategia que las coaliciones internacionales que están cerrando el cerco en torno de Raqqa no pueden contrarrestar).

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