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Una normativa mundial para las stablecoins

HONG KONG/LONDRES – El cambio tecnológico acelerado está alentando el surgimiento de numerosas iniciativas privadas (a menudo con respaldo de las grandes tecnológicas) en el mundo de las finanzas, y en particular en los sistemas de pago. Como consecuencia de ello, es posible que el sistema financiero global hoy esté en un punto de inflexión.

Las últimas novedades incluyen las «monedas digitales estables» (stablecoins), que evitan la volatilidad de sus parientes cripto más conocidas (como el bitcoin) porque su valor está respaldado por un conjunto de activos. Las monedas digitales estables pueden favorecer la competencia en los sistemas de pago, al aplicar la tecnología y la innovación para reducir costos y ofrecer nuevos servicios. Pero su uso a gran escala como medio de pago puede plantear riesgos sustanciales al sistema financiero.

Cada día, millones de hogares y empresas (y el sector financiero) transfieren fondos a través de sistemas de pago. Estas redes, piedra basal del sistema financiero, son el instrumento para casi todas las transacciones que se realizan en la economía. En caso de interrupción, o pérdida de confianza de los usuarios, por la razón que sea, el impacto sobre la estabilidad financiera y sobre la economía real puede ser enorme.

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