tamir1_GREGOR FISCHERAFPGetty Images_nationalism Gregor Fischer/AFP/Getty Images

En defensa del nacionalismo

TEL AVIV – La “amenaza” del nacionalismo parece ubicua. La ideología, descripta mayoritariamente en términos peyorativos, hoy es sinónimo de xenofobia, populismo, autoritarismo y antiliberalismo. El mes pasado, el presidente francés, Emmanuel Macron, culpó al nacionalismo excesivo de avivar el fuego de la Primera Guerra Mundial, y advirtió que “viejos demonios” amenazaban con un retorno “al caos y a la muerte”.

Frente a esta retórica, es fácil suponer que el nacionalismo, en todas sus formas, debería ser relegado al basurero de la historia. Inclusive los intelectuales han perdido la capacidad de mantener un debate matizado sobre las virtudes del nacionalismo así como sobre sus vicios. Pero un libro reciente del historiador israelí Yuval Noah Harari ofrece una oportunidad para corregir este desequilibrio.

En 21 lecciones para el siglo XXI, Harari plantea un interrogante importante: ¿el nacionalismo puede abordar los problemas de un mundo globalizado, “o es una indulgencia escapista que puede condenar a la humanidad y a toda la biósfera al desastre?” La respuesta de Harari no sorprende; al enmarcar su discusión con una letanía de desafíos ecológicos, nucleares y tecnológicos, concluye que el nacionalismo sólo conducirá a conflicto y desastre.

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