pei89_Taiwanese Foreign Ministry  HandoutAnadolu Agency via Getty Images_pelosi Taiwanese Foreign Ministry Handout/Anadolu Agency via Getty Images

La inminente crisis de Taiwán

CLAREMONT, CALIFORNIA – La llegada de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán ha generado una respuesta predeciblemente firme de parte de China. Aviones de guerra chinos han volado rozando la línea mediana que divide el estrecho de Taiwán. El Ministerio de Relaciones Exteriores chino ha advertido sobre “consecuencias serias” como resultado de la visita de Pelosi a la isla. El presidente chino, Xi Jinping, le ha dicho al presidente norteamericano, Joe Biden, que “quienes juegan con fuego se queman”. Y ahora, China acaba de anunciar un importante ejercicio militar con simulacros de fuegos activos a partir del 4 de agosto (justo después de la partida de Pelosi de Taiwán). El espectro de una confrontación militar cobra cada vez más relevancia.

Pero Pelosi no es responsable de las tensiones que hoy se acrecentaron en torno de la isla. Aún si hubiera decidido evitar Taipei en su gira por Asia, la belicosidad de China hacia Taiwán habría seguido intensificándose, con la probabilidad de que desate otra crisis en el estrecho de Taiwán en el futuro cercano.

Contrariamente al discurso prevaleciente, esto no se debe principalmente a que Xi esté decidido a reunificar a Taiwán durante su mandato. Si bien la reunificación, por cierto, es uno de sus objetivos a largo plazo (sería un logro supremo tanto para él como para el Partido Comunista Chino en términos más generales), cualquier intento por lograrlo por la fuerza sería extremadamente costoso. Podría inclusive implicar riesgos existenciales para el régimen del PCC, cuya supervivencia se vería amenazada por una campaña militar fallida.

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