Stem cell

Reducir la sentencia de muerte de las neuronas motoras

LONDRES – El jugador de béisbol norteamericano Lou Gehrig era conocido no sólo por su capacidad ofensiva y defensiva, sino también por nunca perderse un partido debido a una lesión o enfermedad. Pero, después de 15 años con los New York Yankess, Gehrig, a los 35 años, percibió que su fuerza y su velocidad se estaban deteriorando a pasos acelerados. Empezó a caminar arrastrando los pies y comenzó a tener problemas para llevar a cabo tareas sencillas como atarse los cordones. En 1939, después de jugar en más de 2.000 partidos consecutivos, Gehrig se retiró del béisbol. En menos de dos años, había muerto.

Gehrig sufría de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad de la neurona motora (ENM) más común -un trastorno degenerativo caracterizado por la muerte de las células nerviosas a través de las cuales el cerebro activa a los músculos para que realicen alguna actividad, desde tragar hasta caminar-. Más de seis décadas después, las enfermedades de la neurona motora como el ELA siguen siendo incurables y letales.

Las ENM afectan a una de cada 400 personas, por lo general en edad mediana o avanzada, y los esfuerzos por cambiar esa realidad son de vital importancia. Curiosamente, algunos de los hallazgos más importantes en cuanto a las causas de la ENM -y, en consecuencia, cómo se la puede tratar- se obtuvieron a través de observaciones de gente oriunda de la remota isla de Guam en el Pacífico y de jugadores de fútbol italianos.  

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