Hace treinta años, yo estaba en la universidad y Nixon acababa de invadir Camboya. Había beligerancia en el ambiente cuando nos juntábamos todos (alumnos, profesores, personal administrativo) para ver qué íbamos a hacer. ¿Cómo íbamos a responder? Nuestro distinguido profesor de historia de Estados Unidos se puso de pie y declaró que este momento representaba la peor crisis en la historia del país. Para no ser menos, nuestro eminente clásico de la nueva era se levantó y sostuvo que era la peor crisis de la historia universal. Todos asentimos fervorosamente. Entonces , sin embargo, un inglés, historiador de las religiones, que estaba de visita, un teólogo católico lego, alto y flaco, sugirió apaciblemente que „En verdad deberíamos ser más modestos en nuestras crisis. Supongo“, continuó, „que la gente en la época de la peste debe haber pensado que tenía serios problemas“.
The long-standing economic consensus that interest rates would remain low indefinitely, making debt cost-free, is no longer tenable. Even if inflation declines, soaring debt levels, deglobalization, and populist pressures will keep rates higher for the next decade than they were in the decade following the 2008 financial crisis.
thinks that policymakers and economists must reassess their beliefs in light of current market realities.