From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
Mario Monti, el Comisionado de la Unión Europea para política de competencia, con frecuencia está bajo los reflectores, y generalmente recibiendo los aplausos del público. A lo
largo de los años ha obtenido victorias importantes para limitar la ayuda del Estado a las empresas, una de las enfermedades económicas más perniciosas de Europa. Hoy, sin embargo, los beneficios derivados de sus logros están en riesgo debido a una serie de derrotas abrumadoras en los tribunales. Con un caso de competencia en contra del gigante del software Microsoft en el horizonte, el comisionado Monti necesita recuperar el equilibrio pronto.
En un lapso de unas cuantas semanas, la Corte Europea de Justicia (ante la que las partes privadas pueden apelar las decisiones de la Comisión) anuló tres de las decisiones de Monti que rechazaban propuestas de fusión corporativa. Aunque los dos asuntos, la ayuda del Estado y las fusiones privadas, son distintas en principio, perder repetidamente en un campo de batalla socava la posición de Monti en los demás, sobre todo en la lucha contra la ayuda del Estado.
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