La administración del petróleo iraquí

En los últimos meses, la producción petrolera de Irak ha llegado a más de dos millones de barriles diarios. A este ritmo, la producción y exportación actuales de crudo ya rebasan las predicciones de después de la invasión. Los expertos habían supuesto que la falta de financiamiento y de seguridad, los problemas para estabilizar a un gobierno legítimo y el atraso tecnológico limitarían severamente la producción iraquí. A pesar de los pronósticos, la producción diaria alcanzó un récord post-invasión de 2.5 millones de barriles en marzo.

Varios factores permitieron que Irak aumentara su producción. El más importante fueron los 2.3 mil millones de dólares que la administración Bush dio a Irak para que reanudara la producción petrolera. Después de la invasión, nadie esperaba que Irak recibiera créditos, ya no se diga subvenciones abiertas. Sin embargo, se invirtieron 2.3 mil millones de dólares directamente en el sector petrolero iraquí. Para proteger los campos y otras instalaciones petroleras, los estadounidenses dedicaron una fuerza masiva y abrumadora de soldados y contratistas privados. El nivel de protección no tiene precedentes, incluso si se le compara con el régimen de Saddam.

En el aspecto técnico, la administración Bush contrató a las mejores compañías de servicios petroleros del mundo para renovar los campos petroleros iraquíes que plantean varios retos tecnológicos. Todavía les falta mucho por hacer, pero ya hay claras mejoras. Además, la guerra no cambió la calidad de los campos iraquíes, que siguen estando entre los más ricos del mundo y que pueden producir crudo con poco esfuerzo e inversiones relativamente pequeñas.

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