Macron Christophe Petit Tesson/AFP/Getty Images

Emmanuel Macron y la idea posrevolucionaria

PARÍS – No, los votantes parisinos no son “vomitivos”, como proclamó el lunes el patético Henri Guaino, tras perder su escaño en la Asamblea Nacional. La abstención electoral (algo que hace 30 años vienen diciéndonos que beneficia al Frente Nacional) no es explicación para el ascenso de ¡La República en Marcha! el nuevo partido político del presidente francés Emmanuel Macron. Y no, Macron no está comenzando una carrera dictatorial a los 39, como tampoco lo hizo Charles de Gaulle a los 67.

En síntesis, casi nada de lo que se dijo acerca de la política francesa estos últimos días explica el terremoto que al parecer se desató el domingo pasado con la primera vuelta de las elecciones legislativas. Y la catarata de noticias que se sucedieron desde entonces no pasa de ser un molesto zumbido para los que llevan años prefiriendo no escuchar nada.

Entonces, ¿qué está sucediendo? ¿Cómo hizo Macron, un novicio de la política, aparentemente destinado a liderar mil y una coaliciones inestables, para anotarse el logro inédito de meter unos 400 diputados de los 577 que forman la Asamblea Nacional, encolumnados en lo que unos pocos meses antes era prácticamente un partido unipersonal?

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