Jamie Dimon, President and CEO of JPMorgan Chase SAUL LOEB/AFP/Getty Images

La apuesta sanitaria de las grandes corporaciones de Estados Unidos

LUND, SUECIA – A fines de enero, Amazon, Berkshire Hathaway y JPMorgan Chase anunciaron planes de crear una compañía que ayudara a sus empleados en los Estados Unidos a acceder a una atención de salud “a precios razonables”. Si bien los detalles siguen siendo escasos, el efecto potencial ya se conoce: con una fuerza laboral combinada de más de un millón de personas, la colaboración podría modernizar la organización y entrega de la sanidad en los EE.UU. y más allá.

Al crear una empresa conjunta “libre de los incentivos y las limitaciones de la generación de utilidades”, la iniciativa apunta a hacer algo notable: priorizar a los pacientes. De acuerdo a Warren Buffett, Director Ejecutivo de Berkshire Hathaway, el objetivo es poner las riendas a los crecientes costes de la atención de salud -una “hambrienta lombriz solitaria en la economía estadounidense”, como lo expresara- y mejorar al mismo tiempo la satisfacción y los resultados de los pacientes.

Hoy en día, la mayor parte de la de la industria sanitaria estadounidense se orienta a obtener utilidades, lo que se refleja en casi todas las decisiones, desde qué medicamentos se desarrollan a quién obtiene un seguro de salud. En un país que destina cerca de un 18% de su PIB en atención de salud, pero que sin embargo está muy por detrás de otros países ricos en cuanto a resultados de salud, hay algo que claramente falta. Este es el ambiente disfuncional en el que intervienen los tres gigantes corporativos.

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