strain6_Ian ForsythGetty Images_liz truss Ian Forsyth/Getty Images

El crecimiento le gana a la queja

WASHINGTON, DC –La nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, está dando vuelta la página del populismo autodestructivo. Mientras tanto, Estados Unidos sigue revolcándose en él. Si ella puede transitar su mandato en las aguas agitadas de hoy hacia mares más calmos, podría terminar ofreciendo un modelo que los conservadores norteamericanos podrían seguir.

La historia empieza con la crisis financiera global de 2008, que creó tanta inactividad en los mercados laborales de Estados Unidos que los salarios ajustados por inflación cayeron para la mitad inferior de los trabajadores durante varios años. Recién en 2015 los salarios medianos reales regresaron a su nivel de 2007, y no fue hasta 2016 que los salarios reales del percentil 20 inferior se recuperaron.

Como sucede normalmente, estas ramificaciones económicas de la crisis derivaron en un crecimiento del populismo en Estados Unidos. En la izquierda, los social-demócratas como el senador Bernie Sanders de Vermont se ensañaron con los ricos, declarando que “no debería haber multimillonarios”. Y, en la derecha, Donald Trump se postuló a la presidencia como un populista nacionalista y ganó, derrotando a una candidata que estaba íntimamente asociada con “el establishment”.

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