La vida después de abandonar el poder

La cumbre de los Jefes de Gobierno del Commonwealth, que se celebrará la semana próxima en Nigeria, es un momento de consolidación o de ruptura para la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD), iniciativa con la que los africanos aspiran a modernizar los gobiernos y las economías de África. La decadencia económica actual de Zimbabwe a consecuencia del desgobierno del Presidente Robert Mugabe ha inspirado dudas sobre la innovación fundamental de la NEPAD: su instrumento de autosupervisión, el Mecanismo Africano de Evaluación entre Iguales, pues, si Mugabe puede salir con bien, ¿funcionará alguna vez el proceso de evaluación entre iguales de la NEPAD?

Se trata de una pregunta legítima, porque, cuando fracasan las iniciativas africanas, suele ser por falta de voluntad política para llegar hasta el final en los compromisos y las declaraciones. La absoluta incapacidad de los dirigentes africanos para criticar constructivamente a sus homólogos contribuye inmensamente a ello.

Una causa con frecuencia aducida de ese fenómeno perjudicial es la insistencia de muchas culturas africanas en el respeto mutuo, pero el respeto mutuo no excluye la posibilidad de decir la verdad a las personas. La gran esperanza de África es la de que sus dirigentes de la "nueva generación" -los más destacados de los cuales son el Presidente Olusegun Obasanjo de Nigeria y el Presidente Thabo Mbeki de Sudáfrica, que contribuyeron al lanzamiento del proceso de evaluación entre iguales de la NEPAD- lo reconozcan.

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