patten126 dpa picture alliance Getty Images berlin wall dpa/picture alliance via Getty Images

Volvamos a defender al mundo libre

LONDRES – Hace tiempo que no se oye la expresión «el mundo libre» y, ciertamente, no salió de los labios del presidente de Estados Unidos —a quien se suele llamar «líder del mundo libre»— mientras Donald Trump ocupó el cargo. Pero mientras yo crecía, durante las décadas de 1950 y 1960, esos términos eran habituales en las discusiones de política internacional y, a pesar de haber caído en desuso, no dejan de ser relevantes en la actualidad.

A fines de la Segunda Guerra Mundial las democracias europeas, junto con la estadounidense, entre otras, reconocieron que enfrentaban la amenaza militar y política de su antiguo aliado, la Unión Soviética de Stalin. Adoptaron el nombre de «Occidente», una palabra que usó el diplomático estadounidense George F. Kennan en su famoso «telegrama largo», que envió en 1946 desde Moscú y en el cual resumió la amenaza fundamental para nuestra libertad y forma de vida que planteaba un sistema cuya visión de la realidad era incompatible con el de las sociedades capitalistas abiertas.

«El mundo libre» fue un término usado en exceso, a veces incluyó a países que distaban muchísimo de ser libres —como algunos cercanos al Mediterráneo, regidos por generales que no habían sido electos por el pueblo— y, de tanto en tanto, su función era propagandística: ¿quién podía oponerse a la libertad? El concepto fue útil para definir la cooperación entre países que, en líneas generales, eran democracias liberales con economías sociales de mercado.

https://prosyn.org/3Q6S88Hes