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La trampa de la guerra cultural

NUEVA YORK – Estados Unidos está prohibiendo libros a un ritmo frenético. Según PEN America, se prohibieron 1648 en las escuelas públicas del país entre julio de 2021 y junio de 2022. Se prevé que la cantidad aumentará este año a medida que las organizaciones y los políticos conservadores intensifiquen sus esfuerzos para censurar obras que se ocupan de la identidad sexual y racial.

Los estados controlados por los republicanos, como Florida y Utah, implementaron medidas enérgicas contra las bibliotecas escolares en los últimos meses, y prohibieron obras que tratan cuestiones raciales, de género y sexuales, como Cómo ser antirracista, de Ibram X. Kendi, y Género Queer: una autobiografía, de Maia Kobabe. En algunas zonas de Florida se indicó a las escuelas que limiten el acceso a los libros sobre raza y diversidad, y se les advirtió que los maestros que compartan «materiales obscenos y pornográficos» con los alumnos podrían ser sentenciados a cinco años de prisión. En Carolina del Sur, el gobernador Henry McMaster señaló al libro de Kobabe —que en 2020 ganó el Premio Alex de Literatura para Jóvenes Adultos de la Asociación de Bibliotecas Estadounidenses— como un ejemplo de «materiales obscenos y pornográficos».

Las prohibiciones actuales de libros son impulsadas principalmente por políticos populistas de derecha y grupos de padres que afirman proteger a las comunidades cristianas sanas y orientadas a la familia de la decadencia del Estados Unidos urbano. Por definición, los libros para niños con personajes LGBTQ+ entran en su definición de pornografía.

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