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Las potencias extranjeras pueden detener el estancamiento del Líbano

OXFORD – La economía política libanesa está paralizada. Los líderes políticos del país no asumirán el compromiso con las reformas económicas que este necesita, porque perderían poder. Por buenos motivos, la mayoría de los análisis publicados sobre el Líbano hacen referencia a problemas como la corrupción y la decadencia institucional, pero a la mayoría de los comentaristas se les escapa el papel que desempeñan las partes interesadas externas, que no encuentran demasiados motivos para promover cambios al statu quo disfuncional.

Aunque las potencias extranjeras con intereses en el Líbano suelen pronunciarse a favor de las reformas, carecen de incentivos adecuados para respaldar su retórica con acciones concretas, porque eso sencillamente debilitaría su propia influencia en el país. Mientras tanto, el pueblo libanés quedó abandonado al sufrimiento que causa una estructura económica opresiva. En 2021 el PBI del país solo llegó a los USD 20 500 millones, cuando en 2018 era USD 55 000 millones. Los niveles de pobreza se dispararon y la moneda perdió el 90 % de su valor, la economía está al borde del colapso y se avecina una crisis humanitaria.

No tiene por qué ser así. Las partes interesadas extranjeras cuentan con muchas herramientas para lograr un cambio positivo en el país, si lo desean. Podrían atarles fácilmente las manos a las élites políticas libanesas aplicando las leyes existentes en sus propios países y aprovechando su influencia en las instituciones financieras mundiales para hacer rendir cuentas a las personas políticamente expuestas (PPE) en el Líbano.

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