BERLÍN – Los grandes avances que se han hecho contra la malaria, una enfermedad que alguna vez fue endémica en todo el mundo y que sigue siendo el flagelo de los países en desarrollo, constituye una de las mejores historias de los anales del desarrollo. En los últimos 15 años se han salvado más de seis millones de vidas. Y lo que es más importante aún, las lecciones de este éxito pueden –y, por lo tanto, deben– aplicarse a otros grandes retos del desarrollo.
La malaria es causada por un parásito que se transmite a través de los mosquitos. Incluso en casos leves, puede ocasionar fiebre, escalofríos, síntomas similares a la gripe y anemia (especialmente peligrosa para mujeres embarazadas y niños pequeños). Puede provocar discapacidades intelectuales de por vida, y se estima que cuesta miles de millones de dólares en pérdida de productividad cada año.
La enfermedad se extendió por toda Europa, desde la cálida Italia hasta la gélida Arcángel, y por gran parte de Estados Unidos. Los países ricos prácticamente la erradicaron después de la Segunda Guerra Mundial gracias a la invención del insecticida DDT y los medicamentos baratos, convirtiéndola en una dolencia confinada mayormente a los países pobres.
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BERLÍN – Los grandes avances que se han hecho contra la malaria, una enfermedad que alguna vez fue endémica en todo el mundo y que sigue siendo el flagelo de los países en desarrollo, constituye una de las mejores historias de los anales del desarrollo. En los últimos 15 años se han salvado más de seis millones de vidas. Y lo que es más importante aún, las lecciones de este éxito pueden –y, por lo tanto, deben– aplicarse a otros grandes retos del desarrollo.
La malaria es causada por un parásito que se transmite a través de los mosquitos. Incluso en casos leves, puede ocasionar fiebre, escalofríos, síntomas similares a la gripe y anemia (especialmente peligrosa para mujeres embarazadas y niños pequeños). Puede provocar discapacidades intelectuales de por vida, y se estima que cuesta miles de millones de dólares en pérdida de productividad cada año.
La enfermedad se extendió por toda Europa, desde la cálida Italia hasta la gélida Arcángel, y por gran parte de Estados Unidos. Los países ricos prácticamente la erradicaron después de la Segunda Guerra Mundial gracias a la invención del insecticida DDT y los medicamentos baratos, convirtiéndola en una dolencia confinada mayormente a los países pobres.
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