¿Matar por Bondad?

por Abdallah S. Daar y Peter A. Singer

En el 2010, se calcula que la esperanza de vida en Botswana caerá a unos 30 años de edad si la epidemia de SIDA no es controlada. En Canadá, la esperanza de vida es de más de 80 años y sigue aumentando. Tales alarmantes desigualdades en la salud son quizá el más grande reto ético de hoy en día. ¿Sería posible unificar la creciente revolución de la ciencia genómica (el estudio no de los genes individuales sino de todos los genes como una entidad) y la biotecnología para reducir esas desigualdades? Nosotros creemos que la respuesta es un calificado ``Sí'', si se logran ciertas condiciones.

Primero, no debemos considerar erróneamente a la genómica y la biotecnología como ``alta tecnología'', cara y, por lo tanto, irrelevante para países en desarrollo. Las vacunas eran y todavía son alta tecnología, pero su costo ha bajado y han tenido un inmenso impacto en los países en desarrollo. En muchos de dichos países los desórdenes genéticos se encuentran entre las mayores prioridades de la salud pública. La actual secuenciación de los genomas de la malaria, el tubercle bacillus, la lepra, los virus de la hepatitis y el VIH permite tener esperanzas de lograr mejores vacunas en el futuro. Una vacuna contra el VIH está ya siendo probada en Kenia. Las vacunas comestibles de plantas transgénicas tienen una mayor posibilidad de ser más útiles para los países en desarrollo que para los desarrollados porque eliminan la necesidad de refrigeración.

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