palestinian journalists SAID KHATIB/AFP/Getty Images

Un mundo de Khashoggis

AMMÁN – Durante dos meses, el brutal asesinato del periodista saudí radicado en Estados Unidos Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudita en Estambul, y sus repercusiones geopolíticas, ha dominado los titulares de los diarios en todo el mundo. Pero su caso está lejos de ser una anomalía. En verdad, según el Instituto Internacional de Prensa, la violencia contra los periodistas y la impunidad con los perpetradores son “dos de las mayores amenazas a la libertad de prensa en nuestro mundo hoy”.

Los gobiernos suelen utilizar tanto zanahorias como palos para mantener a raya a los periodistas. Pueden recompensar a los periodistas por acatar la disciplina, utilizando sobornos financieros o de otro tipo. Quienes se niegan a ser comprados, en cambio, pueden sufrir la pérdida de derechos básicos (como una renovación del pasaporte) o ver destruidas sus reputaciones.

Con este fin, algunos regímenes autocráticos emulan al presidente norteamericano, Donald Trump, y llaman “enemigos” a los periodistas por diseminar “noticias falsas”. Éste es un triste retroceso para Estados Unidos, un país que históricamente ha representado un fuerte ejemplo positivo con sus mecanismos formales e informales para proteger la libertad de prensa y su cultura robusta de periodismo de investigación.

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