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El petróleo de la KGB

MOSCÚ- Cuando se habla de Rusia hay una cuestión clave que hay que tener en mente: a pesar de las apariencias, las cosas nunca cambian de verdad. Pueden cambiar los edificios, las modas e incluso los regímenes (al menos de nombre), pero el núcleo del país, el legado de la policía secreta estatal no está muy disimulado.

Actualmente, la versión contemporánea de la KGB, la Agencia Federal de Seguridad  (FSB por sus siglas en inglés), dirige las empresas de energía de un modo vertical muy similar al de la KGB en el tiempo que dirigía la Unión Soviética, cuando las empresas se subordinaban siempre a las necesidades políticas del régimen. Desde el año 2000, cuando el actual Primer Ministro, Vladimir Putin, fue presidente de Rusia, la enorme riqueza energética del país se ha ido concentrando cada vez más en las manos del Estado. Y actualmente las manos que controlan la primera economía de gas natural del mundo son las de la FSB.

En efecto, la KGB/FSB actual es la principal escuela de negocios de Rusia. Piense en los graduados como alguien que tiene una maestría en administración brutal (y brutalmente ineficiente). Los ex espías ahora se sitúan en la cumbre de los altos mandos de la economía rusa centralizada en la energía, pero su papel no es en nada diferente al que tenían en la era soviética. En ese entonces, la URSS promovió sus intereses a través de Estados satélite y poder militar. Hoy, Rusia ejerce su poder a través de sus compañías de energía.

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