¿Es el final de la convergencia?

WASHINGTON, DC – Hasta hace poco, existía un amplio consenso sobre que el presente siglo iba a ser el siglo de los países emergentes. Sin embargo, la reacción de los mercados financieros a la advertencia de que en el mes de mayo la Reserva Federal de EE.UU. podría reducir sus políticas monetarias no convencionales llevó a muchos analistas a cuestionarse sobre la velocidad del crecimiento de los mercados emergentes. En las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional y del Grupo del Banco Mundial (Annual Meetings of the World Bank Group and the International Monetary Fund) que se celebran este mes, las perspectivas de los países emergentes serán un tema de acalorado debate.

Hasta mediados de 2103, el FMI y el Banco Mundial habían proyectado que las tasas de crecimiento del PIB per cápita agregado para los países emergentes y en desarrollo (los EMDEVs, por su denominativo en inglés) en el transcurso de los próximos años iban a ser casi tres puntos porcentuales más altas que las tasas de los países desarrollados del mundo. La mayoría de los comentaristas esperaban que una diferencia sustancial en el crecimiento per cápita fuera a continuar después de esta década, y ellos únicamente discrepaban en la magnitud de la ventaja en el crecimiento de los países emergentes.

Las  estimaciones de Arvind Subramanian sobre China, y las de Uri Dadush para los EMDEVs de manera más general, representan el rango superior de estas proyecciones. Otros, como Dani Rodrik, siempre han sido más cautelosos (more cautious), argumentando que la mayor parte del crecimiento rápido del pasado en los principales EMDEVs se debió a un período de crecimiento tecnológico para  “dar alcance” en el sector manufacturero, que fue llegando a sus límites, y no podría ser fácilmente extendido al vasto sector de servicios o otras partes de las economías en desarrollo.

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