pa3399c.jpg Paul Lachine

El interés estadounidense por Merkel

BERLÍN – Los alemanes solían decir en broma que el gusto de la canciller Angela Merkel por la comunicación a través de mensajes de texto señalaba el fin efectivo de la historiografía tradicional. Pues bien, parece que al menos las agencias estadounidenses de espionaje se han preocupado por llevar un cuidadoso registro de estas comunicaciones reservadas, tanto en Berlín como en otras capitales del mundo.

Por desgracia, el presidente estadounidense Barack Obama y su gobierno todavía no han comprendido la magnitud y la gravedad del daño que esto causa a la credibilidad de Estados Unidos entre sus aliados europeos. El problema más grave no es el espionaje entre países (algo que todos hacen), sino el alcance de los programas estadounidenses de recolección de inteligencia y la actitud de Estados Unidos hacia sus aliados.

Los aliados transatlánticos ya han tenido divergencias en asuntos tales como el cambio climático, la cárcel de Guantánamo y la Guerra de Irak; estas revelaron el surgimiento de una incomprensión entre las partes, que es producto a veces de profundas diferencias respecto de los mejores modos de lograr ciertos objetivos compartidos. Pero la crisis de las escuchas telefónicas y las otras incómodas revelaciones del ex contratista de inteligencia estadounidense Edward J. Snowden son señales de un problema más profundo: una crisis de desconfianza mutua que amenaza con abrir una enorme grieta entre ambas orillas del Atlántico, justo cuando Estados Unidos y Europa necesitan más que nunca estrechar su cooperación en asuntos políticos, económicos y de seguridad.

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