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La lógica de la competencia entre EE. UU. y China

CAMBRIDGE – En su reciente discurso ante el congreso estadounidense, el presidente Joe Biden advirtió que China está completamente decidida a convertirse en la principal potencia mundial, pero afirmó también que el futuro no será de los autócratas, sino de EE. UU. La competencia entre las grandes potencias de EE. UU. y China podría ser peligrosa si no se la maneja bien, pero si Estados Unidos la aprovecha, su rivalidad con China resultar saludable.

El éxito de la política de Biden frente a China depende en parte de los chinos, pero también de los cambios que haga EE. UU. Será fundamental mantener el liderazgo tecnológico estadounidense y para ello habrá que invertir en capital humano, además de en investigación y desarrollo. Biden propuso ambas cosas. Al mismo tiempo, EE. UU. debe lidiar con nuevas amenazas internacionales como el cambio climático y una pandemia que terminó con las vidas de más estadounidenses que todas las guerras en las que participó ese país desde 1945. Para solucionar estos desafíos hará falta la cooperación de China y otros países.

Biden enfrenta entonces una agenda de enormes proporciones y está tratando la competencia con China como un «momento Sputnik». Aunque se refirió en su discurso al presidente Franklin D. Roosevelt y a la Gran Depresión, y evitó la retórica engañosa de la Guerra Fría, se lo podría comparar con la década de 1950, cuando el presidente Dwight Eisenhower aprovechó la conmoción por el lanzamiento del satélite de la Unión Soviética para estimular la inversión estadounidense en educación, infraestructura y nuevas tecnologías. ¿Podrá el país repetirlo ahora?

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